jueves, 1 de diciembre de 2011

Noticia "Un largo almuerzo" en la página 3 de la edición Madrid del diario ADN

La noticia "Un largo almuerzo" publicada en el diario ADN ocupa la página 3 de la edición de Madrid, justo después de la carta del director.

Jordi Ojeda, director de Rational Time, es uno de los expertos a los que se le ha preguntado sobre el efecto de dedicar 2 horas a la comida.

Noticia publicada hoy, jueves 1 de diciembre de 2011, en el diario ADN (por Marta Rodríguez):


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A continuación el texto completo de la noticia:

Un largo almuerzo

El descanso de dos horas prolonga la jornada laboral | Los expertos abogan por que el trabajador gestione sus horarios según sus necesidades

¿Y por qué tanto tiempo? La pregunta la lanzaba un joven húngaro a sus colegas de una compañía de telefonía de Barcelona cuando, en su primer día, le comunicaron que tenía dos horas para el almuerzo. Este paréntesis es el responsable de que, de media, los españoles terminen su jornada laboral dos horas más tarde que la media europea.

Peter, el chico húngaro, no emplea más de media hora en su país. Deja el trabajo alrededor de las cinco y se puede dedicar a sus aficiones. En España el fin de la jornada laboral se retrasa hasta las siete o las ocho, precisamente a causa del parón del mediodía, según un informe de la Comisión para la Racionalización de los Horarios Laborales (ARHOE), que lleva años reclamando pactos estatales en favor de jornadas más europeas.

Clima y cultura
Hay factores que hoy por hoy dificultan esa flexibilización: normativas que regulan horarios de servicios, costumbres y hábitos culturales, y un clima que invita a alargar las jornadas porque hay luz, puntualiza Jordi Ojeda, profesor del Departamento de Organización de Empresa de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC).

Hay dificultades pero se pueden plantear otras adaptaciones para evitar la sensación de que el día se reduce a trabajar. Ojeda, que también dirige la consultoría Rational Time, apuesta por tener "un uso flexible de los horarios". Más que imponer a toda la plantilla esa flexibilización se apostaría por "personalizar" horarios, en función de las necesidades de los empleados.

Esther Jiménez, coordinadora del Centro Internacional Trabajo y Familia de la escuela IESE apunta que "lo mejor es dar la llave a los trabajadores" y señala que la crisis puede ser una oportunidad para que los empresarios se den cuenta de que hace falta una nueva manera de organizar priorizando el rendimiento y no la presencia.

Comida de casa
Con la crisis, triunfa más la fiambrera traída de casa, por lo que las comidas se aligeran y son mucho más rápidas.

Cerrar la oficina durante dos horas es absurdo. Sin embargo, hay quien en ese largo paréntesis aprovecha para ir al gimnasio, hacer las compras o encargos varios, y son opciones que también hay que tener en cuenta a la hora de programar los horarios, afirma el consultor.

Esa racionalización horaria se traduce en muchos casos en una "reducción de costes, menos absentismo laboral y estrés, retención de talento y mejora de la productividad", apunta Esther Jiménez.

Queda un largo camino para equipararse con Europa, advierte Ojeda. El empresariado "no es consciente de que los cambios del cuadrante de horarios son importantes" para mejorar la gestión de la empresa.

Hace 10 años, la empresa de mensajería MRW empezó a aplicar el horario continuado para el personal de sus oficinas. Y aseguran que no les ha ido nada mal ir a la contra de "alargar jornadas" innecesarias. En su central, la firma ha puesto un gimnasio para los trabajadores y una guardería para los hijos.

EL APUNTE

España duplica el tiempo para comer
De media, los trabajadores españoles dedican entre 1,5 y dos horas a la comida, el doble de lo que destinan sus colegas europeos, que según el estudio comparativo de l'ARHOE, oscila entre los 30 y los 60 minutos. El informe valora que países como Suecia, Finlandia o Francia apliquen "plenamente" las jornadas laborales flexibles.

LAS CLAVES
  1. Dos horas. Antes de la Guerra Civil, los horarios se asemejaban a los europeos pero las duras condiciones obligaron al pluriempleo y se retrasó la hora del almuerzo y de la cena.
  2. Tradición. El clima más caluroso ha hecho que sea fácil aceptar ese largo paréntesis en las horas más calurosas del día. Además, existe la costumbre de menús de tres platos.
  3. Cena. A diferencia de lo que pasa en la gran mayoría de países europeos, la cena no es la comida principal del día. En España se opta más por almuerzos largos.
  4. Flexibilización. Los expertos abogan porque empresarios y trabajadores negocien y cuadren los horarios para que se busque un punto intermedio y que todos ganen.
  5. Ocho horas. Los expertos en conciliación alertan que el miedo a perder el trabajo ha hecho aumentar el 'presentismo' laboral, lo que no comporta más productividad.

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